martes, 18 de noviembre de 2008

Un rotulador en el suelo

Eran las siete y diez más o menos, acababa de mirar un sms y al dejar el móvil de nuevo en el bolso -que estaba en el suelo- he visto que el rotulador que se había caído 45 minutos antes seguía ahí.

Hoy he ido a La Casa Encendida, me han seleccionado para el Taller de Narrativa: Escritores para el Siglo XXI, y era el primer día.

Una habitación rectángular con una enorme pantalla justo al lado de la puerta, el resto...lleno de espejos. La mesa del ponente (o al que le pagan por ir allí, yo soy sin embargo la que paga) de espaldas a los espejos, y veinte sillas de un azul intenso colocadas en dos filas exactas de diez, enfrente.

Y yo sólo podía mirar el rotulador en el suelo. Son cosas con las que a veces me obsesiono. No tiene mucho sentido. No era nada importante. Pero estaba ahí, nadie se acordaba de él.
La señora a la que se le había caído ni siquiera había caído en la cuenta de que lo había hecho, y ya había escogido otro para escribir -aunque no hubiese mucho que escribir-.

Y el rotulador ha seguido ahí, toda la tarde, hasta las nueve. He preferido no mirar mientras recogía para marcharme.

No quería saber si, definitivamente, se quedaba ahí, solo, después de que todos se hubieran ido, y apagaran las luces.


00:20

BSO Quatro de abril, Más de ti.

1 comentario:

El más REAL de todos los CABALLEROS dijo...

Me encantan ese tipo de pensamientos, que objetos que, en principio, no sienten nada, para una persona si lo haga.

Me llenó de alegría y no puedo olvidarme nunca de algo que leí... Trataba sobre la gente, que se olvidaba la cucharilla del café dentro de éste, y las pobres no pueden aguantar tanto tiempo la respiración, hay gente que hasta mientras se lo bebe, sigue con la cucharilla dentro, por no hablar de como la marea jajajaja...

Me encanta tu don Ysasha. Te quiero