jueves, 12 de marzo de 2009

Vips, Jacob, Debod y Sabatini

Ayer fui un día intenso, raro, pero intenso. Fantástico.
En ocasiones, y aunque normalmente no apetezca pasarse el día por ahí -yo prefiero habitualmente quedarme en casa sea lo que sea lo que tenga que hacer- es genial decidirse a hacer una tarde todo lo que no sueles hacer y querrías.

Comer con amigos que hace años que no ves, dar una vuelta hasta el metro más lejano bajo el magnífico sol que posee Madrid de marzo a mayo -después para mí, es insoportable el seco y extraño calor de esta ciudad-.

Volver a casa y encontrar que aunque se hayan fastidiado los planes para una obra de teatro -Hamlet-, tienes por delante una tarde entera paseando entre Debod, los jardines de Sabatini y una nada frugal cena en el Nemrut.

A veces no hace falta nada, excepto dar un paso, otro más, uno tras otro y ver como va anocheciendo mientras ves cosas que nunca te has detenido a mirar.
Y dejar que las cosas sucedan.

13:37
BSO Hotel California.

No hay comentarios: