miércoles, 10 de diciembre de 2008

De lo sublime y lo bello

Frankestein, es el mejor ejemplo de como lo bello y lo sublime no son nada si no tienen una concordancia absoluta y simétrica. No lo sublime sin lo bello. Sí lo bello sin lo sublime.

Lo sublime, aquello desconocido, alto, la elevación del intelecto, que no del espíritu.
Lo bello, ese mundo más pequeño, el de las cosas simples.

¿Cómo puede sobrevivir lo sublime aislado del pequeño mundo? A duras penas, convirtiéndose en un monstruo. ¿Qué camino escoger cuando llega ese instante? Refugiarse en lo bello.

Lo sublime no puede sobrevivir sin lo bello: sin las pequeñas cosas que hacen de la vida VIDA.

Sin embargo si puede sobrevivir el pequeño mundo sin lo sublime, a veces no es necesario emprender proyectos descomunales para elevar el intelecto, ni para ser feliz.


01:40
BSO Cirque du Soleil.

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